Por Juan Ignacio Boudon, director regional de CONAF y director de Fundación Geoglifos de Tarapacá. *Columna de opinión publicada el 28 de febrero de 2022, en La Estrella de Iquique.
El patrimonio es mucho más que edificios antiguos y museos. Es también todo lo intangible que ha creado una comunidad: lenguaje, creencias, costumbres, leyendas, formas de vida y visión de las cosas. Además, forma parte del patrimonio, el entorno natural en que se sitúa ese grupo humano y la forma en que ha sido intervenido.
Para poder perpetuar los diferentes tipos de patrimonio, es fundamental la educación y vale preguntarnos cómo educamos en torno a él. La educación patrimonial son todas aquellas acciones encaminadas a la sensibilización hacia el patrimonio. Y una de las principales vías para conseguirlo es disfrutar de los bienes culturales y realizar actividades que contribuyan a transmitir el respeto y el cuidado de nuestro patrimonio cultural a las futuras generaciones.
En este sentido, la finalidad educativa es fomentar la participación, la implicación y el compromiso mediante la construcción de una conciencia histórica, que permita a las y los alumnos percatarse de su protagonismo en la construcción de un futuro mejor.
El patrimonio cultural ofrece un contexto adecuado para el desarrollo de las competencias que se vinculan con este objetivo y finalidad, además de otras aptitudes, tales como: la toma de decisiones, la creación de inquietudes y de dudas, el espíritu crítico, la implicación social y la participación responsable, la competencia comunicativa oral y escrita de la argumentación, etc.
Esta semana, en la se vuelven a abrir las puertas de nuestros establecimientos educacionales y, que luego de dos años, las aulas se llenarán de alumnos, extendemos el llamado a concebir la educación como una herramienta esencial en la participación de la gestión del patrimonio, donde las comunidades desde temprana edad puedan activar el compromiso con su entorno.
Desde Fundación Geoglifos de Tarapacá trabajamos para que las nuevas generaciones puedan desplegar todo su potencial y conseguir aprecio por su herencia cultural. Asimismo, esperamos que más actores de la sociedad se sumen a esta tarea para fomentar este enriquecimiento con las perspectivas del presente y para conseguir, entre todos, dotarlo de un potente significado actual y de un prometedor futuro.