Por Alberto Martínez, rector Universidad Arturo Prat y director de Fundación Geoglifos de Tarapacá. * Columna de opinión publicada el 13 de septiembre, en el diario La Estrella de Iquique.
La no incorporación y participación de la comunidad para proteger su patrimonio; los escasos recursos del Estado, y a veces la poca preparación de profesionales en su conservación, son algunas de las causas que afectan la seguridad de que las futuras generaciones conozcan su historia.
Es en este escenario que como parte del Directorio de la Fundación Geoglifos de Tarapacá y Rector de una Universidad del Estado y Regional como la Universidad Arturo Prat (UNAP), comprometida con la generación de conocimientos y sus territorios, estamos desarrollando un trabajo en docencia, investigación y vinculación, para resguardar nuestro incomprendido y a veces olvidado patrimonio tangible e intangible ante el avasallador quehacer humano.
Tratamos de acercar a la comunidad hacia una mayor comprensión y valoración de sus raíces, buscando que el estudiantado se incorpore activamente a esta labor de preservación y transmisión. Así las y los académicos, por ejemplo, en las cátedras de la carrera de Arquitectura ejecutan iniciativas de investigación que generan nuevos conocimientos en diferentes escalas, ya sea urbana o rural, siendo una de las líneas de desarrollo transversal el Patrimonio Sustentable.
Surgen así saberes en temáticas como: espacio público y ciudad, obras de arquitectura, asentamientos y territorio, historia y procesos urbanos, entre otros, que podrían ser una gran contribución en la toma de decisiones para las organizaciones y organismos del Estado que intervienen en el territorio desde este ámbito. Así lo demuestran algunos de los seminarios del año 2020 realizados en Iquique, Caleta Río Seco, Pabellón de Pica, la comunidad de Ancovinto y en otras zonas de nuestra región de Tarapacá.
Queremos profesionales en el país que sean un real aporte en la conservación del patrimonio, desde áreas como la arquitectura, educación, salud, ingeniería, agricultura, ciencias sociales y ciencias del mar, entre otras. Porque tras el estallido social y la crisis sanitaria, vienen grandes cambios donde las y los jóvenes deben estar preparados para ser pilares en las transformaciones. A las y los ciudadanos, al Estado, al mundo público y privado, nuestro llamado es valorar el gran potencial que estamos formando en regiones. En ellas y ellos estará el conocimiento y también una nueva visión respecto a lo que es construir historia con historia.