Por Juan Ignacio Boudon, director de Fundación Geoglifos de Tarapacá. *Columna de opinión publicada en La Estrella de Iquique, lunes 30 de agosto de 2021.
Hace algunas semanas con gran alegría y orgullo en todo el país celebramos la incorporación de UNESCO de los asentamientos y momificación artificial de la cultura Chinchorro en la lista de Patrimonio Mundial.
El Comité del Patrimonio Mundial tomó la importante decisión al ser considerado un sitio que presenta un testimonio único y excepcional de una sociedad cazadora-recolectora marítima hoy desaparecida, que expresó la trascendencia ante la muerte mediante la práctica de momificación artificial, considerada la más antigua de la humanidad.
Esta postulación acumula más de 20 años de trabajo y tiene su inicio formal en 1998, cuando este milenario patrimonio fue incluido por Chile en la Lista Tentativa de Patrimonio Mundial. Desde entonces, la entrega de organizaciones civiles, el importante aporte de la Universidad de Tarapacá, académicos e investigadores, instituciones del Estado, además de un sinfín de profesionales especializados en el tema, contribuyeron para convertir a Chinchorro en el séptimo sitio en el país en conseguir el máximo grado de protección patrimonial debido a su “valor universal excepcional”.
Hace dos años, un grupo de soñadores se propuso una meta que sigue esta misma senda, nada más ni nada menos que entregar a Tarapacá y al país otro Patrimonio de la Humanidad: los geoglifos de cerros Pintados.
Convencidos que Pintados también posee las características para ser reconocido como un patrimonio de valor universal excepcional, nació la Fundación Geoglifos de Tarapacá. Desde esta organización, conformada por las universidades Arturo Prat y Católica del Norte, además de Conaf, y del apoyo financiero de Collahuasi, nos hemos propuesto trabajar firmemente para demostrar la autenticidad e integridad de estas impresionantes representaciones del arte rupestre.
El sitio ubicado dentro de la Reserva Nacional Pampa del Tamarugal posee cerca de mil registros que, según investigadores, cumplían funciones de guías de ruta para las caravanas de viajeros que atravesaban las distintas zonas ecológicas de la región, comunicado la pampa con valles, quebradas, cordilleras y la zona costera.
La reciente declaratoria de Chinchorro, se ha convertido en una verdadera inspiración y en un aliciente para continuar trabajando en la proyección de geoglifos de Pintados como un patrimonio cultural milenario y magnífico.